El Mensaje y el Envoltorio

FAMOSA es aquella frase según la cual quien observa u crimen en silencio comparte la responsabilidad del delito. Ver y callar es tan culposo como actuar.

Matar la vaca, sujetarle la pata o no denunciar al matarife aleve. Crímenes todos.

Quizá por eso los cientos de “intelectuales” (conste, intelectuales, no cualquier cosa) cuya firma apareció hace un par de días en el desplegado con mejor diseño gráfico de los últimos años y al cual nos referiremos más tarde, le aseguran al mundo su negativa a ser silenciados.

No nos callarán.

El desplegado tiene dos funciones. Es además de una proclama una carta abierta. La proclama es al universo; la carta al presidente de la República. Este es el texto divulgado por los medios:

“Vemos con indignación los ataques contra los reporteros en México. Cuando se ataca a un periodista se atenta contra el derecho a la información de la sociedad entera”, indica la misiva publicada por el “El Universal” y “El Economista”, cuya primera página estaba envuelta por una hoja en negro con la leyenda “No nos callarán”.

“Los cineastas Guillermo del Toro y Alfonso Cuarón, así como el reconocido periodista y escritor argentino Martín Caparrós, figuran entre los firmantes de la carta, publicada tras un fin de semana en el que decenas de personas, incluyendo los familiares de Espinosa, se manifestaron en la capital mexicana para exigir justicia.

“México, uno de los países más peligrosos del mundo para ejercer el periodismo con más de 80 reporteros asesinados y 17 desaparecidos desde 2000 según Reporteros Sin Fronteras, se estremeció con el homicidio el 31 de julio del fotógrafo Espinosa en un apartamento de ciudad de México. Junto con él fueron asesinadas cuatro mujeres, una de ellas promotora cultural y activista de derechos humanos.

“El 17 de agosto, con el apoyo del Comité para la Protección de los Periodistas y PEN International (asociación global que defiende la libertad de expresión), los reporteros y escritores, entre ellos Paul Auster y Salman Rushdie, entregaron una carta a la oficina de la Presidencia para exigir justicia”

Este segundo capítulo se destaca por su buena confección publicitaria. Una camisa del tamaño del diario por encima de la primera plana de la primera sección.

Un texto en el cual se hace notar, por otra parte, cómo la ciudad de México ha dejado de ser un “santuario” (barbarismo por refugio) para los perseguidos del mundo, título otorgado de manera e la oportunista cobija desplegada par a Salman Rushdie cuando los ayatolas lo condenaron a muerte. Desde entonces no ha ocurrido nada. Rushdie sigue escribiendo arropado por la leyenda de su persecución y el riesgo del martirio.

Y la ciudad de México, hasta donde se sabe no es refugio de nada. Esa es otra patraña.

Pero mientras crece la indignación, persiste la pregunta: ¿por qué protestar más cuando muere violentamente un periodista y no cuando asesinan a una persona de otro oficio? La impunidad ante el delito en México es uno de los más graves problemas nacionales, por qué fragmentar la responsabilidad?

Su asesinato, dicen los políticamente correctos, atenta contra la garantía social de la libertad de pensamiento, información, libre tránsito de las ideas; derecho a la divulgación, publicación; libertad de imprenta, de conciencia y en general todos los valores humanos. A mí no me lo parece. Me ocurre algo simple: me repugna el asesinato de un ser humano. Haga cuanto haga para ganarse la vida. No me importa si es una modelo colombiana o un fotógrafo de prensa; una sirvienta o un obrero. La vida no tiene valores graduales. Todos valemos lo mismo.

Es como si dijéramos ante el homicidio de un médico: atenta contra el derecho a la salud. Ya no va a poder curar a nadie.

Resulta una exageración inadmisible. Pero políticamente muy rentable. Lo estamos viendo, lo miramos día con día.

Y mientras eso sucedía, la PGJDF ampliaba sus investigaciones y capturaba a otro de los responsables del crimen, Un ex policía acusado hasta de tortura.

LINEAS

“Las próximas horas se determinará la situación jurídica de Abraham Torres Tranquilino, de 24 años, que fue detenido en Iztapalapa. El anuncio lo dio el titular de la dependencia, Rodolfo Ríos (LSR).

“Además, mediante un comunicado, se dijo que no se difundirá fotografía del probable responsable, en cumplimiento a una recomendación emitida por la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal.

“Torres Tranquilino cuenta con antecedentes penales, debido a que en 2011 fue consignado por tortura y sentenciado por la comisión del delito de ejercicio indebido del servicio público, juzgado a una condena de 4 años y 8 meses de prisión, aunque fue liberado por condena condicional el 29 de octubre de 2012.

“La PGJDF informó que mantiene abiertas todas las líneas de investigación iniciadas, hasta que se esclarezcan totalmente los hechos”. En este caso eso significa, Veracruz.