* El torero arrepentido

* Agravio a los guerrerenses

* O sea que sin dinero no ladra el perro



Hay un mandato constitucional, otorgado por el Congreso local en nombre del pueblo, que Rogelio Ortega califica como un "toro" con el que no tiene por qué lidiar.

Desvergüenza del maestro, para decir lo menos. Tontería rayando en la estupidez, falta de conocimiento de nuestras leyes, de la historia, del sistema político que nos rige.

Porque el señor Ortega pide a gritos que se adelante la toma de posesión de su sucesor. Como si Guerrero fuese una fábrica de excusados o, lo que corresponde a su mentalidad, una universidad provinciana donde la politiquería quita y pone directivos a su antojo.

¿Adelantar una toma de posesión que tiene una fecha específica para iniciar mandato y que no puede cambiarse? ¿Por qué no pidió que el Congreso nombre a otro gobernador que lo sustituya, de la misma manera que hicieron antes?

Ponerlo, porque para hacerlo el Congreso local, mayoría priísta, tuvo todo el consenso del Gobierno federal, y si me apuran del mismo presidente Peña Nieto. Y conste que estoy respetando las formas al decirlo de esta manera. Entonces todos se equivocaron. Ortega no ha sabido ser gobernador, pero sobre todo no quiere serlo.

¿Por qué Ortega no pidió que haya un sustituto, por qué no se dirige directamente al Congreso y entrega una solicitud de renuncia por los motivos que quiere poner?

Muy simple. Porque lo que está haciendo es un tango. Un lloriqueo público que busca justificar su incapacidad y su falta de voluntad.

Para eso advierte que Guerrero pasa una crisis financiera muy grave y que no tiene dinero.

O sea que sin dinero no ladra el perro.

Sin dinero, no tiene chiste gobernar. O como dijo Ortega: "¿Yo para que tengo que estar lidiando con este toro?"

Y es que en verdad el señor profesor nunca tuvo porque estar en palacio de gobierno de Chilpancingo.

Dentro de las decisiones absurdas de este gobierno, a Rogelio Ortega lo encontraron en una manifestación a favor de los estudiantes de Ayotzinapa, vestido de blanco. Y se les ocurrió, supongo que en las oficinas de Bucareli que era la persona ideal para convertirse en gobernador sustituto de Ángel Aguirre. Su mejor cualidad era su pasado ligado a la universidad. Como si lo de ser político fuese un estorbo.

Y ahí están las consecuencias. No solamente en su exabrupto inmoral y plañidero, sino también en su sospechosa relación con los padres de los muchachos asesinados que lo obligó a declarar que estaban vivos cuando las declaraciones y las pruebas forenses decían lo contrario.

El papelito de su mujer en manifestaciones anti gobierno o abandonando la residencia oficial para que fuese destruida por los normalistas, no debe descuidarse.

A lo que debe sumarse su conflicto con la Secretaría de Hacienda y su mala comprensión de lo que significa "adelanto de participaciones".

Ortega dice que si la elección ya se realizó, no tiene por qué posponerse la toma de posesión para que sea el próximo gobernador quien enfrente la quiebra financiera de la entidad. En la que, obviamente, no tiene responsabilidad.

La Constitución, se nota, no tiene por qué ser impedimento. Este gobernador es como Fox, debe pensar que si alguien con sus pocas y muy limitadas características llegó al poder, todo puede suceder. Y todos pueden pasar por encima de todo.

Esta es una lección para quienes piensan que elegir, en cualquier puesto de elección popular, a un ciudadano sin ninguna vinculación partidista o política es una solución.

A veces más vale malos por conocidos...

En Tuiter: @isabelarvide