Cd. Juárez, Chihuahua. México .

Abril 10 de 2014    

 
 
 
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Mi Pódium...


De Alcaldes

ENTRE la alcaldía de la capital del estado y la gubernatura de Chihuahua, existe un misterioso vínculo. No hay alcalde que no sea enlistado como candidateable ni Gobernador que no sienta competencia.

Sean o no del mismo partido los gobernantes en turno, les une una extraña competencia que bordea los límites, las formas y la lucha política por consolidar proyectos.

Hay quienes logran su propósito y hay quienes son víctimas de las circunstancias, pero todos, absolutamente todos, han enfrentado una situación de peligro.

A Mario de la Torre se le cayó la candidatura por una insignificante chispa de un fraccionamiento mal construido que se convirtió en un enorme incendio que, al final de cuentas, acabó con sus aspiraciones.

A Rodolfo Torres Medina lo consumió la persecución política que encabezó el ex gobernador Francisco Barrio.

Gustavo Ramos Becerra fue a parar a la cárcel, perseguido y atosigado por sus enemigos políticos, perdido en el laberinto de su ambición política.

Juan Blanco pisó la cárcel, enfrentado con el gobernador en turno, por dispararse en una loca carrera hacia la gubernatura.

Carlos Borruel fue más cauto, no se enfrentó contra el poder en turno pero terminó derrotado y engañado de que podía ser el siguiente mandatario chihuahuense.

A pesar de las dificultades grupales al interior del PRI, Marco Adán Quezada libró bien los escollos de la política. La tragedia coronó su administración y le coloca hoy en el filo de la navaja.

Hay que recordar, también, casos de éxito en esa extraña y misteriosa relación entre alcalde y gobernador.

Patricio Martínez García la libró contra su antecesor panista, Francisco Barrio y alcanzó la gubernatura después de ser alcalde y diputado federal.

Reyes Baeza hizo una carrera similar. Fue alcalde de la capital del estado, luego legislador en San Lázaro y de ahí se catapulteó a la gubernatura.

Algo similar, aunque no del todo, le ocurrió antes a Fernando Baeza Meléndez, quien fue alcalde de Delicias, luego diputado federal y, al final llegó al poder ejecutivo estatal.

También en el PAN existen los casos de Mario Mata, que buscará el mismo camino, Jaime Beltrán del Río, Enrique Serrano y el mismo Javier Garfio.

Excepto el de Garfio, los últimos son casos similares porque estos políticos provienen de otras ciudades. Pero la relación entre el gobernador y el alcalde, pero de la capital del estado, es inigualable.

Los ejemplos obran y sobran.

Y lo digo desde aquí, porque éste es mi pódium.

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